Un 33% de Hanoi

Ayer domingo, tuvimos una visita. Unos buenos amigos venía a comer y a traer los reyes de la peque. Bueno realmente no eran los reyes, era su regalo de cumpleaños que por motivos de agenda nuestra no pudieron entregarnos en su día (además dicen que siempre estamos ilocalizables).

Bueno al grano. Es conocido que en cada etapa de crecimiento del bebé, es capaz de hacer unas cosas u otras. Cosas como coger objetos, pasarselos de una mano a otra, soltarlos, etc. De acuerdo al crecimiento del bebé hay juguetes que les ayudan a evolucionar y mejorar esas habilidades que deben ir haciendo suyas.

Existen juguetes a partir de 9 meses, los cuales proponen al bebé el reto de colocar figuras geométricas simples (triangulo, circulo, cuadrado, rectangulo) dentro de un recipiente a través de unos orificios que coinciden con la forma de dichas figuras.

Claro cuando uno compra un juguete de esos cuando su bebé tiene 10 meses o más espera que cumpla con éxito la misión de encajar las piezas que le propone dicho artilugio. Nada más lejos de la realidad, el bebé todavía no tiene capacidad para hacerlo. Bueno, pues ayer mis amigo trajeron para la peque un juguete de ese estilo pero algo más sencillo (al menos eso es lo que yo pienso).

Se trata de un pequeño mastil de madera y una serie de discos de madera y de tela de diferentes tamaños. El objetivo del juego es colocar los discos en el mastil respetando el orden de mayor a menor circunferencia.

Cuando le dimos el mencionado juguete a la peque, yo no esperaba que ella comprendierá cual era el objetivo del juego. De hecho a la primera supo (tiene 13 meses) lo que debía hacer con el. Y en efecto, consiguió introducir los discos en el mastil sin ningún problema, aunque el orden de los mismos no lo tenía muy claro.

El ser humano es la especie que más progresa en cuanto a aprendizaje, habilidad, etc., pero es el que menos sabe después de nacer. Un potro es capaz de caminar a los pocos minutos de nacer, el ser humano necesita aproximadamente un año para conseguirlo.

Por cierto, seguro que mis compañeros de profesión han comprendido el porqué del título ...